jueves, 17 de julio de 2008

Cervezas


Hay gente que colecciona todo tipo de cosas. Estampillas, posters, postales, monedas, libros, relojes y muchas cosas más. Yo solía mirarlos asombrado. Todavía lo hago. Son unos entusiastas incansables, hacen de todo para agregar nuevos especímenes a sus colecciones. Más ahora con Internet, se ponen en contacto con gente de todo el mundo con la intención de poder intercambiar o comprar nuevas piezas. Entre ellos, arman rankings acerca de las piezas más difíciles de hallar, y obviamente aquél que las posee es un afortunado o hasta un semi-dios. Solía haber incluso por televisión, un programa llamado "El coleccionista incurable". Bueno, yo creía que este podía ser un mundillo interesante del cual formar parte, e intenté durante mi infancia, formar pequeñas colecciones, todas sin mucho éxito.
Hace un tiempo atrás, en el supermercado, en una góndola varias botellas de cervezas, de variadas marcas, algunas desconocidas por mí. Allí se me ocurrió coleccionarlas. Confieso que la cerveza es una de las bebidas que más disfruto. A partir de ese momento inicié mi colección de botellas de cervezas. No son botellas de litro, son las chiquitas, de 355 cc., algunos las llaman "monjitas", yo les digo, así a lo Matias: "cervecitas". Hoy ya llevo 46. Entre ellas dos que son un poquito más grandes, una edición especial de Quilmes y otra de cerveza Patagonia. Entre las demás, hay de los más diversos orígenes, de Holanda, Bélgica, Escocia, Irlanda, Brasil, Rep. Checa, Alemania, México, Canadá, otras tantas son de fabricación artesanal en el país, y las restantes son las populares en la Argentina. Debo decir, que yo prefiero las cervezas rubias, y para mí, las mejores son: Groslch, Diebels, Corona, Warstëiner y la Quilmes.
Hoy, sigo sin ser un "coleccionista entusiasta", pero por lo menos, tengo una colección en mi haber, y les juro que la he disfrutado muchísimo...

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